sábado, 3 de octubre de 2009

Samhain (2009)

Aunque ya hablamos de Samhain el año pasado, recordaremos ahora en las implicaciones de esta celebración. Tras el esbat de la luna de sangre, llega el sabat de Samhain, la noche de difuntos o halloween (según la cultura en la que nos encontremos).

La víspera de noviembre marca el inicio del invierno celta y es también la víspera del Año Nuevo en esta cultura. Es la contrapartida del primero de mayo, que saluda al verano. Es una de las celebraciones paganas más importantes y una noche mágica, pues se creía que el velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos es más fino.

Antiguamente, en las primitivas sociedades agrícolas y ganaderas, en esta fecha se sacrificaba el ganado que no iba a poder mantenerse durante el invierno y su carne se salaba para conservarla durante la estación fría. Igualmente, para el 31 de octubre todas las cosechas debían estar almacenadas. De ello dependía la supervivencia del poblado hasta la siguiente primavera.

En la noche de Samhain los espíritus de los familiares y amigos busacaban el calor del hogar y la comunión con sus parientes vivos, por lo que era (y es) costumbre colocar en las puertas de las casas o en las ventanas velas o farolillos para guiarlos.

Es un tiempo propicio para la adivinación y el contacto con los seres queridos fallecidos, pero también una fiesta alegre para comer y beber, reafirmando la vida ante la amenaza de la oscuridad y el frío.

Modernamente, Samhain ha dado lugar a Halloween en los países de influencia anglosajona. En España y los países hispanos lo que se celebra es la noche de difuntos y, el 1 de noviembre, el día de Todos los Santos, donde se conmemora a aquellos que ya no están con nosotros.

En cuanto a la celebración wiccana de Samhain, en el ritual se recuerda a los fallecidos y cobra una especial importancia la conciencia de la muerte como fin e inicio del ciclo vital. El mantel para el banquete es de color oscuro y los alimentos pueden ser frutas y verduras de temporada. El el el vino de la última cosecha, ya fermentado, es una bebida ideal para esta noche, así como los licores elaborados con frutas del bosque recogidas al final del verano (por ejemplo, licor de moras). En el altar podemos colocar una vela por cada uno de los seres queridos que han fallecido.

(Resumido y adaptado de La biblia de las brujas. Janet y Stewart Farrar).

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